domingo, 7 de marzo de 2021

MÚSICA, CON “M” DE MUJER

 Desde hace siglos, el ser humano ha buscado consuelo en la música. Para alabar a un dios, para expresar sus más íntimos sentimientos o para vivir de ella. Como ABBA dijo en una de sus canciones: “¿Qué somos sin una canción o sin un baile?”, frase que describe con exactitud la importancia de la música en nuestras vidas.

Al ser pianista desde los ocho, mi conocimiento sobre la música clásica es amplio; pero mi edad, mis gustos, y la música que he escuchado desde pequeña, me han permitido abrir el abanico de “playlists” y conocer otros tipos de música más actuales.

En todos ellos, el papel de la mujer es fundamental y evidente.

 Las alabanzas al papel femenino están presentes en la música, usada casi siempre para conquistar y enamorar. En la música clásica, se componían piezas preciosas, duetos de violín o piezas para piano y casi todas ellas dedicadas a una mujer, a una enamorada. Además, la música era utilizada como base para recitales de poesía, otro arte cuyo fin solía ser elogiar a la mujer en todos sus atributos, viéndola como a una diosa o una musa.                                        

Actualmente, en casi todas las canciones contemporáneas, el papel de la mujer se ha degradado. Las letras de los poemas han pasado a ser aberraciones que solo hablan de la mujer como un objeto sexual, que “se abre de piernas” y que se deja hacer de todo, siendo así, sumisa. Y esto no solo se observa en las letras de las canciones, también en los videoclips, en los que la mujer; además de cumplir con los cánones de belleza, porque si no, ni siquiera aparecería en el video; ofrece su cuerpo con el único fin de llamar la atención del público masculino. Baila, pero bajo la merced del hombre que le sujeta las caderas. Y esto, lo ven miles e incluso millones de niños y niñas, que copian estos comportamientos y hacen lo que las letras dicen, como si se tratara de un mantra.

 Bajo mi trayectoria como músico y pianista, jamás había reparado en que no había piezas escritas por compositoras de música clásica. Beethoven, Mozart, Chopin… pero entre ellos, ninguna mujer; y hay muchos siglos de este tipo de música. En comparación con este número tan bajo o casi inexistente, la música actual sí que me lleva a pensar en grandes compositoras, cantantes y artistas que no solo triunfan y tienen éxito por su voz y sus letras; sino que utilizan toda su popularidad y la influencia que tienen para reivindicar el papel de la mujer. Adele nos ha demostrado que, aún no estando entre los cánones de belleza femenina, su mayor éxito no ha sido “bajar de peso”. Meghan Trainor y su canción “No!” reivindica el famoso lema “No es no” y nos lo recuerda, tanto a chicos como a chicas. Jennifer Lopez grita al mundo y a todos los hombres que no somos las madres de nadie y Rozalén abre la puerta a una esperanza violeta.

 Sin duda, la música es una herramienta para unir, para amar, reivindicar, para alzar la voz ante las injusticias; pero no para humillar a la mitad del mundo, para degradar sexualmente o para oprimir. El ser humano que la utilice para eso, se debería quedar sordo.

Cari Huerta Simón , 2º Bach. B