domingo, 8 de marzo de 2020

Las que fueron: Emilia Pardo Bazán

 

A la Representación de la RAE,

16/03/1919       
Madrid, España.

 

A la muy ilustrísima Real Academia Española:

Nunca fui falta en modales estimados pertenecientes a la RAE, y si, digo estimados, ya que por ahora vuestras puertas se encuentran cerradas ante cualquier figura femenina, por muy buena calidad literaria que presente. No obstante, al contrario que ustedes, y hablo en general, comenzaré deseándoles un grato saludo.

Me gustaría hacerles conocedores de mi opinión acerca del reciente desplante que ha recibido mi persona por parte de uno de sus miembros, ya no por su negativa hacia mi propuesta para entrar en la RAE, sino por la gran falta de respeto y de modales que he recibido. No me malinterpreten, a mí sus palabras no me hieren, lo que no me cabe entender es como una institución de ese nivel y de esa carga lingüística, contrapone los sexos antes que la inteligencia, lo que demuestra su escasez de esta última y la atrasada mentalidad de sus componentes.

Muchos periódicos afirman que presento una de las personalidades más arrolladoras de la literatura de este siglo. Me formé en la amplia biblioteca de mi padre, perteneciente a las cortes y, sin elogiarme en demasía, hasta el momento llevo una exitosa carrera literaria, además de haber sido recientemente nombrada catedrática por la Universidad Central de Madrid.

 Entre mis cualidades destaca mi curiosidad y mi capacidad de liderazgo, así como la gran habilidad de mantener la serenidad en los arduos momentos. Les cuento esto para que abran los ojos, si estas cualidades que les estoy parafraseando las enunciase un hombre, no dudarían en pensarse su incorporación. Dense cuenta, ser hombre o mujer no condiciona el coeficiente intelectual. Aquí hallamos la prueba, precisamente cuando al negarme el acceso, uno de los académicos me despreció utilizando palabras impropias de alguien de su “alto nivel y prestigio”. No se preocupen, que dadas las circunstancias creo que debo agradecerles su rechazo hacia mi persona.

Mejor sola que mal acompañada, mejor fuera que dentro y oprimida, y antes de despedirme me gustaría que les quedase clara una única cosa.

La revolución está en camino, lo quieran o no, y llegará el día en el que las mujeres dejemos ser despreciadas por motivos de sexualidad; llegará el día en el que muchos oficios los dirija una mujer, y será ahí, cuando quizás muchas de las personas como ustedes se queden sin empleo por prepotencia, aires de superioridad y opresores. Ya no les valdrá el haber nacido hombres para tenerlo todo más fácil, porque cuando se vean indefensos en un mundo en el que existe la igualdad, en el que cada persona lucha por lo que quiere y tiene las mismas posibilidades para estudiar, se darán cuenta de toda la parte femenina de la población que hasta ahora no se ha tomado en cuenta y que consta de igual o incluso más capacidad intelectual entre otras que todos ustedes.

Por tanto, concluyo dándoles las gracias, porque les aseguro que pasaremos a la historia, y que cuando en un futuro, una nueva generación mire hacia atrás, sonría, dándose cuenta de que como bien dijo mi buen amigo Miguel de Unamuno, ustedes podrán vencer, pero no convencer, porque vencer no es convencer, imponer no es aceptar, por ahora venceréis porque tenéis los medios necesarios y la ley de vuestro lado pero no convenceréis porque para convencer hay que persuadir y les aseguro que ni lo habéis conseguido ni en un futuro lo haréis.

 

Atentamente,

 

Emilia Pardo Bazán.

               Texto creado por Nuria Lozano