domingo, 8 de marzo de 2020

Las que son: Araceli Martínez Esteban


La Administración tiene una responsabilidad ante


la violencia machista

Araceli Martínez Esteban es una trabajadora social orgullosa de haber sido directora del Instituto de la Mujer de la Junta de Castilla-La Mancha durante los años en los que en la región avanzó a pasos agigantados en la lucha contra la violencia machista y la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres; ha ganado popularidad gracias a su interacción en la red social Twitter con sus famosos hilos en los que nos da a conocer la  historia de la lucha feminista y a mujeres relevantes a lo largo de la historia con un claro afán pedagógico; con ese mismo afán y con una amabilidad extrema, la alcarreña accedió a contestarnos a unas cuantas preguntas en las que nos habla sobre su trabajo, su amor por la historia y su compromiso feminista. Os presentamos un texto largo pero tan interesante que no hemos querido perdernos ni una sola de las palabras de Araceli.

Usted fue Directora del Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, ¿nos puede hablar de esa época y de su trabajo al frente del Instituto?

Cuando Emiliano, el presidente de Castilla-La Mancha, me trasladó que quería contar conmigo he de confesar que me costó decidirme. Tras haber sido concejala de Guadalajara y diputada regional, llevaba varios años fuera de la política, centrada en mi profesión como trabajadora social. Pero, tras darle muchas vueltas, pensé que no podía decir que no, que si desde el feminismo reivindicamos la presencia de las mujeres en todas las esferas de la vida, incluida la del poder, cómo iba a rechazar la oportunidad de intentar cambiar las cosas desde el Instituto de la Mujer, que además iba a formar parte, nada más y nada menos, del Consejo de Gobierno.

Me siento muy, muy orgullosa de mi equipo, formado por el funcionariado del Instituto de la Mujer (mayoritariamente femenino), las trabajadoras y trabajadores de la red de recursos para la igualdad de Castilla-La Mancha -como los centros de la mujer, casas de acogida, etc.-, mis compañeras y compañeros del Consejo de Gobierno y cómo no, mi jefa de gabinete, conductor y mis directoras provinciales, que en el caso de Albacete fue Mercedes Márquez Alcantud. Quizá os parezca un lista un poco larga, pero creedme, aunque todas y todos tenemos capacidades y talentos para alcanzar ciertos logros, la satisfacción de trabajar en equipo y multiplicar las probabilidades de llegar más lejos todas y todos juntos es, sencillamente, increíble.

Así las cosas, tomar la decisión de marcharme fue realmente difícil. Dejar a gente tan estupenda, alejarme de proyectos en los que me sentía tan involucrada… pero una mis maestras, Amelia Valcárcel, siempre dice que el feminismo es como una carrera de relevos, en la que nos dejamos hasta el último resuello haciendo nuestro recorrido, para luego entregar el testigo a quien nos sucede. Y así avanza el feminismo desde hace unos trescientos años, con la vista siempre hacia delante y un esfuerzo compartido para no retroceder. Yo sentí que ya había cumplido una etapa, que no podía aferrarme a la seguridad del cargo y que ahora me tocaba vivir otras experiencias igualmente intensas y, por supuesto, siempre comprometidas con la igualdad entre mujeres y hombres.

Fruto de ese esfuerzo compartido que he comentado, no exento de algún que otro disgusto del que mejor no hablar, conseguimos aprobar una nueva Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género y poner en marcha el II Plan Estratégico para la Igualdad entre Mujeres y Hombres. Es muy difícil resumir todas las actuaciones llevadas a cabo, pero aparte de las dos ya aludidas, me gustaría destacar el Protocolo de actuación frente a la Mutilación Genital Femenina, la recuperación de la Escuela de Pensamiento Feminista y la apuesta por la investigación y la divulgación mediante líneas de subvenciones específicasla Enciclopedia virtual de las mujeres ilustres de Castilla-La Mancha “Oliva Sabuco”, el impulso y visibilización de la Biblioteca especializada “Luisa Sigea” y sus actividades artísticas y culturales, la instauración del premio internacional “Luisa de Medrano” y  la Cátedra de Investigación “Isabel Muñoz Caravaca”. También diseñamos e implementamos la Estrategia para la Prevención, Sensibilización y Concienciación sobre la Violencia de Género y la Promoción de la Igualdad, que englobaba un gran número de actividades, entre las que se podrían señalar  la creación de las becas “Leonor Serrano Pablo” dirigidas a las víctimas de la violencia de género (tanto mujeres como sus hijas e hijos) que deseen cursar estudios universitarios, subvenciones para luchar contra la trata y en general el sistema prostitucional, lidiar contra la discriminación múltiple y ayudar a las asociaciones de mujeres, sin olvidar la campaña de las Misiones Pedagógicas por la Igualdad, emulando aquellas emblemáticas misiones de la II República, para prevenir la violación en cita bajo el lema Sin un SÍ es NO.

La lucha contra la violencia de género no se puede concebir fuera de un compromiso amplio y firme con la igualdad y su materialización a través de políticas y decisiones.

En ese periodo, la región aprobó una de las que se suponen leyes más avanzadas contra la Violencia de Género, ¿qué novedades trajo consigo?

Siempre digo que esta ley ha sido la más participada de la historia de Castilla-La Mancha. Su elaboración conllevó tres años de trabajo y de diálogo constante con la sociedad civil para sacar adelante una norma de consenso, valiente, con medidas identificables y presupuesto para la ejecución de las mismas.

Además, la ley para una sociedad libre de violencia de género se articuló junto a otros ejes fundamentales, como el II Plan Estratégico para la Igualdad entre Mujeres y Hombres de Castilla-La Mancha y la Estrategia para la Prevención, Sensibilización y Concienciación sobre la Violencia de Género y la Promoción de la Igualdad, todo ello en un contexto de implementación de la transversalidad de género al máximo nivel, motivo por el que como directora del Instituto de la Mujer formé parte, con pleno derecho, del Consejo de Gobierno, lo cual favoreció la movilización de recursos de todas las Consejerías.

A mi juicio, uno de los avances más relevantes de la ley es que se reconocen otras manifestaciones de la violencia sobre las mujeres además de la que se produce en el ámbito de la pareja y expareja, otorgándoles más visibilidad y atención especializada, como es el caso violencia sexual y del comercio sexual.

La educación, la prevención y la sensibilización son pilares principales de esta ley. De hecho, una de las medidas más significativas y novedosas es la de la puesta en marcha en el plazo de dos años de una asignatura obligatoria con tres objetivos primordiales: promover la igualdad entre las chicas y los chicos, prevenir la violencia de género y, muy importante, apostar por una educación sexual integral basada en la salud y la responsabilidad. Por otra parte, se incide notablemente en la importancia de las campañas de sensibilización acerca de todas las formas y manifestaciones (que no son los mismo) de la violencia de género, así como en la cooperación con los medios de comunicación con el fin de transmitir imágenes positivas y no estereotipadas de las mujeres

Entendimos que la Administración tiene una responsabilidad institucional ante la violencia machista, por lo que en casos de asesinato se seguirá ejerciendo la acción popular y cuando la víctima tuviera criaturas, a estas se les considerará en situación de orfandad absoluta a los efectos de la ley autonómica, aunque el padre asesino siguiera vivo. Además, se contemplan más recursos y ayudas para las mujeres víctimas, así como para sus hijas e hijos, que también son víctimas directas. En la actualidad, Castilla-La Mancha es la única comunidad autónoma que garantiza por ley ayudas económicas hasta el cumplimiento de la mayoría de edad para menores cuyas madres hubieran sido asesinadas por la violencia de género, y también se establecen ayudas para las personas en situación de dependencia que dependieran de ellas.

Los recursos y servicios dirigidos a la igualdad se ven reforzados y también aquellos orientados a aumentar la autonomía de las mujeres que sufren violencia de género, teniendo en cuenta dos enfoques: el de la discapacidad y el de la ruralidad, pues no se puede obviar que Castilla-La Mancha es una comunidad eminentemente rural y que hay que garantizar a todas las mujeres el acceso a dichos recursos y servicios.

En lo que llevamos de 2020, 11 mujeres y una niña han sido asesinadas y esa es sólo la parte más visible de la violencia contra la mujer, ¿realmente sirven para algo esas leyes? ¿Qué está fallando para que siga existiendo este tipo de violencia?

De las leyes que promueven la igualdad nos beneficiamos no solo las mujeres, sino toda la población, así que acabar con la violencia sobre las mujeres es una responsabilidad que concierne a toda la ciudadanía, tanto a sus instituciones como a sus miembros (incluidos los hombres). La verdad es que Castilla-La Mancha, sin ser la comunidad más rica de España, siempre ha estado a la vanguardia de la igualdad y las medidas con enfoque feminista.

Sinceramente, creo la sociedad española está mucho más concienciada acerca el problema que supone la violencia de género, tanto en lo que atañe a sus víctimas como en las consecuencia sociales que el machismo comporta. No obstante, la violencia de género no ha desaparecido, muy al contrario, se sigue expandiendo a través de los espacios tradicionales y también de otros más recientes, como son las redes sociales.

Es preciso construir una sociedad más igualitaria, pues el machismo engendra, legitima y perpetúa la violencia de género. Así que creo que es necesario llamar a las cosas por su nombre, sin eufemismos ni medias tintas, pues solo identificando y nombrando el problema, este puede ser erradicado. Asimismo hay que señalar a los agresores, maltratadores, violadores, prostituyentes, acosadores, así como aquellas personas que se convierten en cómplices, con su acción o silencio, de esta vulneración de los derechos y libertades de las mujeres. También quisiera insistir en mi convencimiento de que la mercantilización de los cuerpos de las mujeres, como el comercio sexual o el alquiler de vientres, es una forma de violencia de género.

La coeducación es imprescindible, pues no hay nada más alejado del adoctrinamiento y más cercano a la libertad que educar en igualdad.

En la actualidad, tenemos a una parte de la sociedad cuestionando y negando la violencia de género, ¿qué opina de esto?

Me entristece que haya personas, sobre todo si ocupan puestos de responsabilidad pública, que renieguen del feminismo, pues este no es más (ni menos) que la reivindicación de la igualdad plena y efectiva entre mujeres y hombres. Sintetizando las palabras de mi admirada Clara Campoamor, ni un deber más ni un derecho menos.

La reacción de algunos sectores frente a las políticas de igualdad entre mujeres y hombres, que al fin y al cabo son de las que se desprenden las medidas contra la violencia de género, resulta preocupante y por qué no decirlo, en muchos casos indignante. Dadas las evidencias científicas de las que disponemos para visibilizar y explicar la violencia de género, negar la existencia de este gravísimo problema social es mucho más que un acto de irresponsabilidad, pues en mi opinión socava los cimientos de la democracia, la cual no puede ser plena si la mitad de la población se enfrenta a desigualdades de carácter estructural cuya expresión más dramática es la violencia machista.

Me cuesta creer que alguien que tenga convicciones democráticas profundas y un mínimo de conocimiento técnico de lo que la igualdad implica se pueda oponerse cabalmente a la normas y medidas en contra de la violencia de género. No creo que sea casualidad que esos grupos negacionistas también cuestionen la crisis climática o el franquismo como un régimen dictatorial, por poner solo dos ejemplos. 

Los avances son siempre más lentos de lo que nos gustaría y además, cada vez que se da un paso hacia delante, surge una reacción virulenta que trata de cuestionar, incluso ridiculizar, esos logros. Ciertamente no hay nada nuevo bajo el sol, quien conozca la historia del feminismo sabe que tristemente siempre ha sucedido así, que los obstáculos a los que nos hemos tenido que enfrentar en la conquista de la igualdad suelen poseen la misma naturaleza.

Fijaos que Castilla-La Mancha fue la primera región de Europa en aprobar una ley que entonces, en 2001, se llamó de Prevención de Malos Tratos y Protección a las Mujeres Maltratadas, abordando por primera vez la violencia en el ámbito de la pareja y expareja. A pesar de la polémica que su momento se levantó, esa ley fue un referente no solo para otras normas de rango autonómico, sino para Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género de 2004, que a su vez ha supuesto un ejemplo en el ámbito internacional. Lo que entonces fue polémico, hoy está aceptado de una manera abrumadoramente mayoritaria.

Por ello es importante insistir en la relevancia que tiene la concienciación social en torno a las desigualdades basadas en el sexo de las personas. Solo así podremos aumentar nuestra capacidad para poderlas identificar, darles visibilidad y, finalmente, disolverlas. En este sentido, pienso que avanzar en la coeducación es imprescindible, pues no hay nada más alejado del adoctrinamiento y más cercano a la libertad que educar en igualdad.

Su labor le llevó a ganar el Premio Francisca Pedraza, ¿qué sintió tras ese reconocimiento?

La verdad es que estoy muy contenta y sobre todo, muy agradecida. Fue una sorpresa recibir este premio, pues unas amigas presentaron mi candidatura sin que lo supiera, así que imaginaos qué emoción sentí cuando me comunicaron que la galardonada de este año era yo, más cuando he asistido a todas las ediciones desde que por primera vez se otorgó al presidente Rodríguez Zapatero. Sin duda es un reconocimiento coral y compartido con todas las personas, sobre todo mujeres, que en la pasada legislatura contribuyeron a relanzar las políticas de igualdad en Castilla-La Mancha y a elaborar una ley que sirviera de garantía legal a todos los avances que mediante el diálogo y el consenso, como ya he apuntado en una pregunta anterior.

Me gustaría recalcar que la lucha contra la violencia de género no se puede concebir fuera de un compromiso amplio y firme con la igualdad y su materialización a través de políticas y decisiones. Afortunadamente, la violencia sobre las mujeres y sus criaturas ya no es un problema ceñido al ámbito de lo privado, de lo familiar, pero es cierto que en numerosas ocasiones permanece silenciada, invisibilizada, incluso reforzada y normalizada. Como trabajadora social he conocido a mujeres que tenían tan normalizado su papel subordinado respecto a sus parejas que no eran conscientes de la violencia psicológica, física, sexual, incluso económica que padecían. También es frecuente que muchas mujeres agredidas sexualmente sientan que han sido ellas quienes han provocado la situación. Y qué decir de las mujeres prostituidas, excluidas y señaladas por la sociedad, pero no así los prostituidores, que con su “consumo” se hacen cómplices de las mafias que trafican con las vidas de millones de mujeres.

Las víctimas de la violencia de género cuentan con magníficas profesionales, servicios y recursos cualificados para poder salir de la difícil rueda de la violencia de género, pero deben sentir el amparo de toda la sociedad. En el caso de Castilla-La Mancha, por ejemplo, contamos con catorce recursos de acogida, plazas específicas para los casos de trata, un centro de atención y valoración, un servicio específico de atención a menores víctimas de la violencia de género, recursos especializados para los casos de agresión sexual, ochenta y cuatro centros de la mujer para ofrecer un servicio integral a toda la población femenina, que se han visto reforzado en el medio rural,  además de un servicio telefónico de atención permanente ante los casos de violencia de género y de agresiones sexuales, la línea gratuita 900 100 114, a la que pueden llamar no solo las víctimas, sino también su entorno para recibir más información y saber cómo actuar.

En cualquier caso, insisto en que es fundamental que las víctimas sientan el apoyo de la sociedad. El debate falaz que irresponsablemente se intenta introducir sobre las denuncias falsas o la pretendida confusión de la violencia de género con otras formas de violencia como es la intrafamiliar crea inseguridad en las víctimas. La violencia de género es un auténtico terrorismo machista, ahí están la cifras para quien tenga dudas; ahora que cunde el miedo ante cierto virus, recordar la OMS indica que la violencia que se ejerce específicamente sobre las mujeres y las niñas es una verdadera pandemia mundial.

Se dice que la historia la han escrito los vencedores. Me atrevo a añadir, que hasta hace bien poco solo la escribían los hombres.

Además de su pasado político, la hemos conocido por sus hilos en Twitter en los que recupera figuras femeninas a la largo de la historia, ¿cómo se le ocurrió hacerlos? ¿Por qué?

La verdad es que siempre me ha interesado la genealogía feminista y, en general, la historia de las mujeres. La educación, el acceso libre a los estudios superiores y a las profesiones, el sufragio femenino, los derechos sexuales y reproductivos, etc., no se han logrado por el mero transcurrir del tiempo, sino por la acción organizada de muchas mujeres y hombres aliados.

Al llegar al Instituto de la Mujer de Castilla-Mancha, me pareció que disponíamos de una excelente plataforma para hacer un poco de justicia histórica -como diría Laura Freixas- con aquellas mujeres ilustres que nacieron y vivieron en lo que hoy es Castilla-La Mancha, pero que lamentablemente fueron olvidadas o directamente ignoradas. Mi objetivo era crear la Enciclopedia de las Mujeres Ilustres de Castilla La-Mancha “Oliva Sabuco”, el problema era que no teníamos presupuesto para ello. De este modo, los fines de semana empecé a indagar sobre la historia de diversas mujeres de las cinco provincias de la región y así, desde 2016, fuimos conformando la Enciclopedia semana a semana, sin que costara dinero al Instituto de la Mujer.

Cuando me fui el Instituto, esta actividad ya se había convertido en una verdadera afición. Considero que es muy difícil, por no decir imposible, interpretar nuestro presente y trazar proyectos hacia el futuro si no conocemos nuestro pasado. Pues bien, pensé que podría contribuir a generar referentes femeninos a través de los hilos de Twitter, estando unos dedicados a la semblanza de mujeres y otros a historias feministas.

 ¿De dónde saca toda esa información?

En estos momentos, estoy volcada en la realización de mi doctorado, con cuya línea de investigación trato de determinar los nexos entre la historia de la educación y la lucha por la igualdad de las mujeres.

Como podréis imaginar, paso mucho tiempo leyendo, estudiando e investigando. He de acudir a archivos de muy diversa índole, reviso bibliografía de lo más variopinta y, en ocasiones, me encuentro con personas que me ponen sobre la pista de nombres o acontecimientos históricos que pudieran ser interesantes; en estos casos voy siguiendo el rastro hasta dar con información relevante, algunas veces asombrosa, pero hay ocasiones en las que el resultado de las pesquisas me lleva a descubrimientos que no era capaz siquiera de intuir. Lo que os puedo asegurar es que siempre, siempre, estas mujeres me enseñan algo maravilloso. Su ejemplo, valentía y contradicciones me hacen sentir feliz y orgullosa de todas ellas.

La mayor parte de esas mujeres eran unas desconocidas para nosotros hasta que leímos sus hilos, ¿por qué no aparecen esos nombre en nuestros libros de texto?

Se dice que la historia la han escrito los vencedores. Me atrevo a añadir, que hasta hace bien poco solo la escribían los hombres. El ámbito del saber pertenece a la esfera pública, en la que también se engloba el trabajo remunerado y la toma de decisiones, en definitiva, el poder. Hasta hace unas décadas, esta esfera tradicionalmente se había reservado a los varones, dejando a las mujeres relegadas a la esfera privada, aquella dedicada al ámbito doméstico y de los cuidados, que acarreaba la subordinación al padre primero y al marido después.

Las cosas han cambiado mucho, pues las mujeres ya pueden estudiar, trabajar y votar. También pueden participar en la política y en otros espacios de poder, pero… ¿lo hacemos en igualdad con los hombres? La brecha salarial es una injusta realidad, así como que la precarización del empleo afecta más a las mujeres que los hombres. Las tareas domésticas y de cuidados están más compartidas que en el pasado, pero las mujeres siguen dedicando más horas a las mismas, restándoselo a su tiempo personal y, además, se ocupan mayoritariamente de las tareas más penosas. Hoy en día hay más mujeres en política, pero los datos nos muestran que su participación es menor que la de los hombres, y ya no digamos en el ámbito de la empresa. Precisamente la democracia paritaria nos interpela en el sentido de que si las mujeres constituimos la mitad de la vida y de la sociedad, ¿no deberíamos estar representadas en igual proporción en los ámbitos donde se toman decisiones que también nos afectan como ciudadanas? Hoy en día no es creíble que no haya mujeres suficientemente preparadas para participar de una manera similar a los hombres.

Vivimos en una aparente mayor libertad sexual, pero lo cierto es que en nuestro país cada ocho horas se viola a una mujer. En el 80% de los casos las agresiones sexuales no las perpetra un desconocido, sino un hombre del que se fía la víctima. Sin embargo, estas situaciones tienden a silenciarse porque es frecuente que se acuse a la víctima de haber propiciado la agresión debido a su actitud, forma de vestir, etc.

Si nos referimos a la violencia de género en el ámbito de la pareja, observamos con preocupación que hay jóvenes que confunden los celos y el control con el amor. Chicas y chicos, el amor ha de servir para apoyarnos mutuamente y crecer libremente como seres humanos. Si una relación te coarta, te vigila, te separa de tus amistades o te coacciona para hacer lo que no quieres, no es amor y con el tiempo, lejos de cambiar, puede que la cosa empeore.

En fin, podríamos poner muchos ejemplos de que la desigualdad, aunque mitigada respecto a tiempos pretéritos, sigue presente en nuestra sociedad y consecuentemente, también el androcentrismo de los libros de texto. Además, el machismo posee la cualidad de mutar para adaptarse a los nuevos tiempos, haciendo pasar por moderno y liberal cuestiones que no hacen sino amarrar a las mujeres a las constricciones de siempre. Ejemplo de ello es la prostitución y los vientres de alquiler.

En este sentido, hacer visibles a las mujeres desde un enfoque feminista implica iluminar sus contribuciones al desarrollo de la sociedad y a su sostenimiento, pero también supone explicitar los obstáculos que desde tiempos inmemorables hemos tenido que ir afrontando. Es decir, hay mujeres desconocidas que por derecho propio deberían aparecer en los libros de historia, pero también es preciso poner en valor que han sido las mujeres y sus funciones tan poco valoradas las que han facilitado que los hombres pudieran ocupar los espacios socialmente valorados. ¿Alguien piensa que una sociedad podría mantenerse sin los cuidados que mayoritariamente dispensan las mujeres de manera gratuita, renunciando en muchas ocasiones a progresar en su carrera profesional? Bien, hay una manera de acabar con este desequilibrio: la corresponsabilidad.

Hacer visibles a las mujeres desde un enfoque feminista implica iluminar sus contribuciones al desarrollo de la sociedad y a su sostenimiento, pero también supone explicitar los obstáculos que desde tiempos inmemorables hemos tenido que ir afrontando.

Si tuviese que escoger entre los hilos que ha escrito uno, ¿cuál sería y por qué?

Ufff, me resulta complicado escoger uno solo, pues todos representan un trozo de nuestra historia (no solo de la historia de la mujeres, sino de la historia universal que hacemos los seres humanos y que desde el presente tratamos de reconstruir), no obstante, si tuviera que elegir, tal vez fuera el dedicado a uno de mis momentos históricos favoritos: la Convención de Seneca Falls y su maravillosa Declaración de Sentimientos, que tuvo lugar en  el año de lar revoluciones, la llamada primavera de los pueblos, 1848.

Siempre he pensado, claro que desde mi perspectiva personal y profesional, que las promotoras de Seneca Falls ejercieron una suerte de trabajo social comunitario, luchando y argumentando en contra de la esclavitud, pero sobre todo tomando conciencia de que los derechos de ciudadanía también debían ser disfrutados en plenitud por las mujeres y que para conseguirlo, tenían que organizarse y defenderlos ellas mismas. Así, por primera vez en la historia podemos observar nítidamente a esas mujeres reconociéndose como sujetos políticos a través de la reivindicación del sufragio, propiciando el acto fundacional de la denominada segunda ola feminista.

Además, soy de un pueblo de Guadalajara, Cifuentes. ¿Y qué tiene que ver Seneca Falls con Cifuentes? En realidad no mucho, pero siempre me ha resultado fascinante que un acontecimiento que marcó la Historia -aunque entonces su repercusión fuera limitada-, no se desarrollara en un gran municipio o en una capital importante, sino en un pequeño pueblo como el mío.  

Le proponemos un reto, escribir su propia historia a través de un hilo de twitter,    ¿qué debería aparecer? Y sobre los twits relacionados sobre su futuro, ¿qué le gustaría que apareciese en él?

Todo comenzó en la sala infantil de la Biblioteca Pública de Guadalajara. Vivía en el popular barrio de Los Manantiales, lejos del centro. Entonces no existían las ludotecas, por lo que mi madre nos dejaba a mi hermano y a mí leyendo libros mientras hacía sus recados (1/5).

Por alguna extraña razón, cuando acudía a la Biblioteca, el primer libro que leía era siempre el mismo.  Estaba ilustrado con unas elefantitas de un bonito color rosa. Yo no lo sabía, pero Adela Turin y Nella Bosnia me acababan de descubrir el feminismo. El libro era Rosa Caramelo (2/5).

De adolescente, en el Instituto, además de fotografías de mis ídolos, pegaba en las carpetas anuncios del Instituto de la Mujer de España en el que se nos animaba a ejercer la profesión que más nos motivara, sin imponernos límites por ser chicas. Había gente que no lo entendía, pero me gustaba hacerlo (3/5).

Ya en la Universidad, tomé contacto con organizaciones feministas y comprobé que no eran raras, ni extremistas, ni feas. Sencillamente eran mujeres jóvenes con ganas de cambiar el mundo, todas diferentes pero todas iguales en dignidad y derechos (4/5).

Al acabar la carrera tuve distintos trabajos y finalmente acabé en Honduras, pero no en la isla de ese famoso programa televisivo de supervivencia, sino en otro programa bien distinto: uno de cooperación internacional que incorporaba el enfoque de género. El resto de mi vida ya la conocéis, más o menos (5/5).

En cuanto a cómo me gustaría que fuese el futuro, prestad atención, vosotras y vosotros y las generaciones que os sucedan podéis hacer que sea una realidad:

Ya soy una mujer mayor, vamos, una viejecilla. He vivido el tiempo suficiente para ver cómo las jóvenes disfrutan de mayores cotas de igualdad. Todavía queda camino por recorrer, ¡¡¡pero esto ya es imparable!!! Me siento satisfecha de haber contribuido a llegar hasta aquí (1/3).

Hemos avanzado en igualdad y estamos consiguiendo erradicar la violencia de género. También hemos logrado frenar el cambio climático y los seres humanos se comportan con mayor respeto y solidaridad. Seguramente me muera pronto junto con mi gatilla, ¡pero cuánto están cambiando las cosas! (2/3).

Ya no se tortura a los animales y se va recuperando la biodiversidad. Por fin hemos entendido que el ser humano es Cultura y Naturaleza, por lo que esta no es de su propiedad. Se está alumbrando una nueva etapa histórica y las mujeres la están protagonizando junto con la otra mitad del mundo (3/3).

                                                                          Alumnos 1º Bachillerato B