Todos sabemos que la igualdad ante la
ley entre hombres y mujeres está recogida en nuestra Constitución, sin embargo,
una sola mirada a nuestro alrededor nos permite ver que esa igualdad jurídica
dista mucho de ser real. La sociedad contemporánea es heredera de una construcción
androcéntrica en la cual el papel de la mujer ha sido relegado, en los
diferentes ámbitos, a la sombra y al servicio del hombre.Una desigualdad que
vemos reflejada en la brecha salarial, en el llamado techo de cristal que
impide a las mujeres llegar a los puestos más altos, en que las mujeres sufren
más la pobreza, en que son las que se siguen ocupando del trabajo doméstico y
de los cuidados, ... y, sobre todo, las que sufren la
violencia por cuestión de género, la peor de las consecuencias de esa desigualdad
. Y no hablamos sólo de esas 1191 mujeres asesinadas desde que hay estadísticas
en nuestro país, sino que hablamos de otras violencias, más pequeñas, que pasan
desapercibidas o son desconocidas para la gran mayoría de la sociedad y que
están creciendo de forma alarmante mostrando un repunte de la violencia hacia
la mujer en los últimos tiempos. Cifras como las de las seis violaciones que se
producen en España al día, las 446 denuncias diarias por violencia de género
que se reciben o las cifras relacionadas con la violencia vicaria, el acoso
sexual, la violencia psicológica , intimidaciones, ...
Una
sociedad moderna, democrática y libre no puede permitir la existencia del
machismo entre su ciudadanía; debe acabar con todas sus manifestaciones y el
camino hacia lograrlo es el de la educación; una educación en igualdad pero que
no sólo debe darse en la escuela sino que debe implicar a todos los ámbitos de
nuestra sociedad incluyendo el de la familia, el de la política, el de los
distintos agentes sociales o el de los
Medios de Comunicación. Necesitamos una educación que elimine los prejuicios e
ideas preconcebidas sobre el género. Una educación que muestre los referentes
femeninos que se nos han ocultado en nuestros libros de texto, que revalorice
lo femenino, que enseñe que los espacios domésticos y los cuidados también son
asunto de los hombres, que trabaje las nuevas masculinidades sin el peso de una
tradición tóxica que los limita y los reprima. Necesitamos una educación
afectivo-sexual que se base en el buen trato y el respeto hacia el otro.
Necesitamos una educación, en definitiva, en igualdad que forme a personas
libres, seguras de sí mismas y respetuosas con el prójimo.
Y
esto es lo que intentamos hacer en el IES Virrey Morcillo a través de nuestro
Plan de Igualdad y contra la Violencia de género. Nuestro objetivo es dotar a
toda la comunidad educativa de herramientas para reconocer todos esos elementos
que perpetúan las desigualdades entre hombres y mujeres, que tome conciencia de
su injusticia y que se muestre
intolerante ante cualquier manifestación sexista.
Así,
en nuestro Plan de Igualdad se
establecen las líneas generales de las distintas actuaciones que se llevan a
cabo en el instituto para conseguir este propósito y que van desde la
evaluación de diagnóstico inicial realizada y que nos ofreció un punto de
partida sobre lo que debíamos cambiar ( materiales, lenguaje, actitudes …)
pasando por la creación de un Equipo de Igualdad en el centro. Un grupo de
alumnas y alumnos junto a profesoras que diseñan y colaboran en las distintas
actividades que se llevan a cabo en el centro y sin cuya labor el Plan no
existiría.
Se
incluyen , también, otras actividades como las formativas dirigidas a toda la comunidad educativa, especialmente al
profesorado que es quien debe abanderar el
cambio que perseguimos o las dirigidas al alumnado como charlas, talleres o
conferencias. Ayer mismo, recibimos una charla por parte de la unidad Viogen de
la Guardia Civil de la localidad y , en cursos pasados, hemos recibido la
visita de personalidades importantes en el campo del Feminismo como Towanda
rebels .
Otras
de las actuaciones que se recogen en el Plan de Igualdad , probablemente las
más importantes, son las que se
desarrollan en el ámbito curricular, esto es, aquellas actividades que llevamos
a cabo a lo largo de todo el año ,y que tienen mayor repercusión entre los
miembros de la comunidad educativa. Actividades que van dirigidas a la
recuperación del currículo oculto donde se ha invisibilizado el papel de la
mujer a lo largo de la historia ( otra forma de violencia) y que pasan por añadirlas
en nuestro día a día como parte de las enseñanzas oficiales o por la
celebración del Día de las Escritoras, del Día de la Mujer en la Ciencia o del
próximo Día de la Mujer con , por ejemplo, nuestro concurso de puertas que
llena los pasillos del centro de referentes femeninos. Destacamos también las actividades
como las que conforman las tres guías elaboradas para las horas de tutoría de
1º,2º y 3º de ESO llamadas Con otra mirada y que están formadas por diferentes
dinámicas que trabajan los estereotipos de género o las relaciones de pareja tóxicas en la adolescencia.
Podemos también mencionar actividades como las escaleras violetas o la Marcha
contra la violencia de género que realizamos el pasado 25 de noviembre junto
con otros centros donde mostramos nuestro rechazo a esa violencia machista y
que fue capaz de reunir casi a mil personas en la calle bajo el lema Por mí,
por ti, por todas.
Gracias
al Plan de Igualdad, también, hemos podido repensar los espacios del centro
desde una perspectiva coeductiva y ahora contamos, incluso, con nuevos espacios
más inclusivos como el Ágora de la Igualdad Almudena Grandes, espacio de
encuentro y debate de ideas de toda la comunidad educativa.
No
nos detendremos en cada una de las actividades que se desarrollan a propuesta
del Equipo de Igualdad y de los distintos Departamentos Didácticos porque
nuestra exposición sería muy extensa pero esas actividades y las que acabamos
de mencionar son claro testimonio de que, en definitiva, desde el IES Virrey
Morcillo tenemos el firme compromiso de contribuir con nuestro trabajo a la creación de “ un mundo donde seamos socialmente
iguales, humanamente diferentes y totalmente libres” , haciendo nuestras las
palabras de Rosa de Luxemburgo.